Nota: Ya saben, yo no soy dueña de ningún derecho sobre ninguno de los personajes, excepto los creados por mí... ¿O qué? ¿Acaso pensaban otra cosa?...Jejejeje Que más quisiera yo...
Quiero agradecer a los que se están tomando la molestia tanto de leer como de comentar mi fic. Realmente es algo que me da ánimos para seguir adelante.
Por otra parte, he cambiado levemente los capítulos 8 y 9 y he REESCRITO POR COMPLETO el LEMON (capítulo 8b), incluso tiene como cuatro páginas más que la versión anterior y queda bastante poco de lo que originalmente había escrito allí. Les recomiendo volver a leerlos.
¡Saludos! ¡Y gracias de nuevo!
Los que deseen escribir pueden hacerlo a firuzekhanume@hotpop.com
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Tomoe tenía razón. Realmente era peor de lo que esperaba.
En el momento en que los vio, lo supo.
Allí, al pie de la escalera, junto a Enishi, Seta y Sadoshima, estaba corporizado el epítome de sus peores pesadillas. No solo había una hechicera, sino también un demonio.
El vello de la nuca se le erizó cuando los ojos rojizos se fijaron en los suyos. El aura maligna que despedía casi la ahogó.
Ellos también parecieron reconocerla al instante. La reacción de la hechicera hablaba a las claras, al igual que la mano sobre la espada de aquel ser oscuro de que ellos tampoco se sentían cómodos con la situación.
A juzgar por la expresión de Seta y Sadoshima, no tenían idea de lo que estaba sucediendo. Quizás tampoco de qué o quienes eran sus acompañantes y patrones.
Enishi no parecía tener las cosas tampoco demasiado claras y su mirada exigía a gritos una explicación.
Con toda la compostura y dignidad que pudo recuperar, bajó los escalones restantes, y casi sintió el suspiro mental de alivio de Enishi.
Las presentaciones fueron por demás tensas, y el ceño fruncido de su consorte no dejaba lugar a dudas acerca de lo poco complacido que se hallaba por como se estaban desarrollando los acontecimientos.
Estuvo tentada de dejar a sus invitados en manos de Mei Lin, tomar a Enishi y salir a toda carrera de la casa para ponerlo a buen resguardo, pero a la larga aquello no era una solución. Si el interés del demonio se hallaba puesto en él, un enfrentamiento sólo sería cuestión de tiempo.
Aún así, llevó a la anciana consigo, e indicó a sus nuevos huéspedes su residencia temporal en la gran casona.
Después de recorrer en incómodo silencio el camino en su compañía emprendió el regreso junto a Mei Lin.
- No es fácil.
- ¿Mmmm?- el comentario de la anciana la sacó de sus cavilaciones.
- Ser la mujer de un hombre como Yukishiro-sama no es sólo retozar en su cama a cambio de ropa costosa y dinero para gastar. Debes poder calzar las sandalias de una ama, y poder servirle en todo. Tal vez te creas mejor que las otras porque vives aquí, pero él no es tonto y se deshará de ti cuando te vea poner las manos en lo que es suyo.
<Perfecto... ¡Justo lo que me faltaba!> pensó Asiyah, haciendo girar los ojos.
- ¿Podríamos tener esta conversación en, digamos, un par de días? Hoy no estoy de humor.
- Te estaré observando, y si tratas de engañar a Yukishiro-sama, yo seré la primera en advertirle.
- Solo he de decirte esto por ahora. No te confundas, anciana, digamos que tú y yo tenemos el mismo interés en mantener al amo en buena salud. Y para ello es necesario que te concentres en los nuevos invitados. No son todo lo que parecen ser. Atiéndelos personalmente y hazme saber cualquier cosa fuera de lo normal que les veas hacer. Largo.
- Sólo recibo órdenes del amo en estos asuntos. Tú sólo mandas en los asuntos domésticos.
- Bien... Creo que esa charla va a ser más extensa de lo que originalmente planeaba, anciana. Si la sobrevives, créeme, nunca más volverás a cuestionarme.
Asiyah simplemente giró dándole la espalda a aquella vieja dragona, que la miró con sorna ante la apenas velada amenaza, y retomó el camino a su habitación.
No tenía sentido prolongar el intercambio por el momento.
Pero vería la forma en que Enishi ordenara a aquella mujer que vigilara las actividades menos aparentes de Shishio y su gente.
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Soujirou miraba intrigado a Yumi, quien se paseaba nerviosamente de un lado al otro de la habitación, retorciéndose las manos. Shishio-sama, mantenía su exterior habitual, aunque Soujirou podía sentir que también él se hallaba algo preocupado. Una situación completamente inusual para ambos.
Igualmente, después de narrar el incidente con Asiyah en el jardín, no recibió la reprimenda esperada por parte de su mentor, sino que este se limitó a intercambiar miradas con Yumi-san.
- Sou-chan, mantente lejos de la muchacha- dijo finalmente Yumi, ante la sorpresa del joven.
- Pero...
- Sólo haz lo que te dice Yumi – Soujirou abrió los ojos en una expresión de abierta incredulidad ante la orden de Shishio-sama
Sabía desde el principio que algo no estaba bien con aquella mujer. Lo había sentido después de la primera noche en la casa. Pero no podía verla como alguien francamente peligroso, o siquiera inconveniente.
Sin embargo, sabía que no debía cuestionar las órdenes de Shishio-sama. A su debido tiempo, sabría que el misterio le sería develado. Shishio le ordenó retirarse, y así lo hizo
Una vez que el chico los dejó a solas, Yumi estalló.
- ¡No puedo creerlo! ¿Cómo es posible? Sí sólo se hubiera tratado de él, hasta habría resultado beneficioso... Pero una Yinniyeh[1]... ¡El colmo de la mala suerte!
- Tranquilízate querida. Es obvio que ella sabe que somos. También es obvio que es la guardiana de la bestia. Y es más obvio aún que esta aún no ha despertado. Todavía las cartas están a nuestro favor.
- Nunca pensé que Yukishiro fuera...
- Lo sé. Hace siglos que no hay encarnaciones de bestias. Y mucho manos de uniones entre bestias y Yinn. Eso es lo que más extrañeza me produce.
- Deberíamos haberlo sabido. No entiendo como no se nos informó.
- Él es japonés, debería estar en manos de alguien del Clan de la Islas. Ella es indudablemente del Clan de Oeste. No comprendo como esto llegó a suceder.
- Tal vez tenga que ver el hecho de que ha vivido en China los últimos diez años.
- No. Nunca lo hubieran dejado salir de Japón vivo o sin una consorte... Eso es lo que me asombra.
- Escapó hacia China al fin de la guerra. Había mucha confusión...
- ¿Desde cuando eso nos afecta?- resopló Shishio.
- Tal vez a ti y a los Yinn no, pero muchos hechiceros murieron en ese entonces. Ellos llevaban los registros. Supongo que nunca consideraron la posibilidad de que sobreviviera a Shanghai, siendo tan joven y estando solo.
- No se debe subestimar nunca a una bestia. Un descuido lamentable... del que deberemos hacernos cargo.
- ¿Es... sabio? La Yinniyeh...
- Es joven... No debe sobrepasar los doscientos años. No es rival. Y la bestia... Si él estuviera conciente y en plena capacidad, unido a ella, las cosas serían más... interesantes. Un verdadero desafío. Pero en las condiciones actuales... De todas maneras, es un asunto que deberá esperar a que concrete mi conquista de Japón. Si esto hubiera sucedido hace un año o dos atrás, lo hubiéramos resuelto en el momento. Pero nuestros planes ya están en marcha, y no podemos arriesgarnos a un retraso innecesario. Podemos hacernos cargo de Yukishiro de manera indirecta, lo más rápidamente posible. Deberemos atraerlo a Japón, sin embargo. Por la mañana le daré las instrucciones a Houji. Pero la Yinniyeh merece mi atención personal, y deberé esperar a concretar mis otros planes. De todas maneras, aprovecharé cualquier oportunidad que se nos presenta aquí y ahora. Pero no creo que sea posible por el momento.
- Evidentemente, esta dispuesta a protegerlo. No hay dudas de que ella fue quien lo salvó en el desierto y luego cuando Wu trató de matarlo en la casa.
- Es por eso que no podremos disponer de él en tanto esté en el continente. Pero ella no podrá seguirlo Japón, y allí nosotros nos haremos cargo. Después... yo la cazaré.- una mueca de satisfacción se dibujó en el rostro de Shishio, y sus ojos adquirieron un siniestro fulgor similar a dos carbones encendidos.- Ahora, ayúdame a cambiar mis vendajes. No debemos hacer esperar a nuestros anfitriones.
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Dando un suspiro, ingresó en su habitación. Se sentía agotada.
Encontró a Enishi sentado en la cama, secándose el cabello. Evidentemente, acababa de tomar un baño, antes de vestirse para la cena.
Su expresión al verla entrar confirmaba la primera impresión que había tenido al producirse el encuentro con sus invitados.
No estaba feliz con lo que ocurría.
- Quiero saber que fue exactamente lo que ocurrió allá abajo. Y quiero saberlo ahora.- enfatizó, cruzándose de brazos.- Y no quiero que me digas que tiene algo que ver con magia.
- De hecho... Shishio es un demonio y su mujer, la hechicera que lo sirve.
- Hace muchos años que tengo presente que mi vida no podrá ser normal nunca, pero esto es ridículo... - la interrumpió- Desde que te conozco, no han cesado de suceder cosas... extrañas, por decirlo de alguna manera. Por lo que a mi respecta, Shishio es un ex Hitokiri en busca de venganza, y además en el proceso, de apoderarse de Japón. Algunos lo calificarían de demonio por los métodos que usa, y pienso que muchos opinarían que Yumi es una bruja por la forma en que hechiza a los hombres, pero eso es todo lo sobrenatural que hay sobre ellos. No estoy dispuesto a aceptar otra cosa.
- Entonces, que así sea. Pero no digas que no te lo advertí.
- Bien, veamos... Supongamos que Shishio es realmente lo que dices... ¿No crees que no necesitaría más que un poco de magia para tomar el control del país? ¿Y como es posible que el gobierno Meiji casi lo matara? ¿Porque crees que tiene esos ridículos vendajes por todo su cuerpo?
- Punto uno, las cosas no suceden así. Ni Yinn ni demonios pueden actuar directamente sobre el destino humano en escala masiva con medios mágicos. Solo se nos permite... sugerir, susurrar, manipular. Solo podemos usar la magia en pequeña escala. Para los Yinn es... una... diversión... mmmm... inocua, podría decirse. Para los demonios, intervenir y destruir el orden y el mundo de los humanos es la meta. Y para lograrlo seducen a los propios humanos, es la parte que más les gusta. Utilizar a los humanos para su propia caída. Shishio montó cuidadosamente un ejército, consiguió devotos seguidores como Sadoshima y Seta... Esa es parte de la meta, subyugar a los humanos a su poder. Punto dos, en cuanto al estado de su cuerpo... es un misterio para mí. No debería hallarse en tales condiciones. Pero te diré algo, sé lo que él es. Y él sabe lo que soy yo, tanto como su mujer.
- Si lo que estás sugiriendo es que debo dejar mis negocios con él para evitar mi “perdición”, olvídalo. En primer lugar, yo ya estoy condenado, y no tengo nada que perder. En segundo, destrozar a la Restauración Meiji es tanto su meta como la mía. Y créeme, no me convertiré en su devoto seguidor. Sólo que sus objetivos coinciden con los míos por el momento y eso para mí es lo más importante.- él había empezado a vestirse para la cena
- Temo que las cosas podrían no ser tan simples. Realmente no sé si viene sólo por el negocio, si viene por planes futuros respecto al continente... -< O si viene por ti... > concluyó silenciosamente el pensamiento, antes de continuar- Temo que lo sucedido con Heishin podría tener que ver con ellos, como te había dicho, porque sospecho que Shishio planea esparcir el caos en el continente después de tomar Japón, y no nos engañemos, tú podrías ser un obstáculo en sus planes.
- ¿ Yo? – lanzó una corta carcajada- Yo sería el menor de sus obstáculos, créeme. Empezando por los británicos, y siguiendo por los otros jefes, francamente no creo que Shishio pudiera siquiera poner el pie en el continente, ellos no se lo permitirían. Creo que te preocupas demasiado. Me halaga que tengas tan presente mi seguridad y bienestar, pero no es necesario. No quiero que estés tan... obsesionada. Y deja de ver magia donde no la hay.
- Creo que soy la experta en el tema. Y si te digo que ellos son lo que son, deberías prestar atención y creerme. No es inteligente esperar a que ellos te hagan una ‘demostración práctica’ de sus habilidades. Podrían matarte en medio de ella...
- Oh, bien, como quieras... - hacía meses que sabía que era inútil discutir con ella cuando estaba empecinada. – Ahora vístete. Y te pido que recuerdes cual es el motivo para que ellos estén aquí, el motivo que a mí me interesa, no el que tú creas que ellos tienen, y que actúes en consecuencia. Te esperaré en el salón. Apresúrate.
No iba a ser tarea fácil, pero vería que nada le sucediera a aquel hombre testarudo.
Refunfuñando por la obstinación de él, comenzó a vestirse.
Miró los qipao[2]
que Enishi le había regalado. Pensó en
un poco de sastrería mágica y eligió el más espectacular. Iba a hacer una
entrada con estilo. Y no iba a dejar que nadie notara su preocupación... ni su
miedo.
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Enishi había ordenado que sus invitados fuesen conducidos a la biblioteca, una vez que hubiesen bajado para la cena, mientras ésta se alistaba en el comedor principal de la mansión. Como muchas grandes casas situadas dentro del Asentamiento de Shanghai, esta había sido construida por un europeo mercader de sedas después de las Guerras del Opio y se hallaba convenientemente amueblada a la manera occidental.
Shishio y Yumi se encontraban sentados en una chaise longue, el primero fumando en la típica pipa japonesa. Seta y Sadoshima estaban de pie, el último saboreando una copa del exquisito brandy británico que Enishi reservaba para ocasiones especiales.
- Me pregunto como soporta vivir lejos de Japón por tanto tiempo.- dijo Yumi
- El Japón que amo está muerto... al menos por el momento.- Enishi dio a Shishio una mirada significativa
- Es decir que si Japón se librara del débil gobierno Meiji, sumiso a los occidentales, Ud. regresaría... – Sadoshima comentó
- ¿A vivir? No lo sé... – Japón nunca sería el mismo para él desde la muerte de su hermana, la dispersión de su familia, la pérdida de todo lo que amaba, pero esas eran cosas que sólo a él concernían- Para hacer negocios... definitivamente.
- Si no nos fortalecemos y nos hacemos respetar, correremos la suerte de China y de los países del área. Seremos colonizado y explotados por los británicos, los franceses, los rusos o los americanos. El gobierno Meiji sólo se inclina servilmente ante ellos, humillando a toda nuestra nación y tradición.
- ¿Otro que se siente traicionado por el gobierno Meiji?- dijo Enishi – No sé que es lo que esperaban realmente. ¿Un cambio social? ¿La defensa de ideales? Francamente, fue solo un traspaso del poder de unas manos a otras.
- Muchos no estarían de acuerdo con Ud., Yukishiro-san. Los samurai, por ejemplo.
- No creo que Ud. pueda hablar por mí... Mi familia sirvió al Emperador a través del Shogun desde antes de la Era Edo. ¿Y que obtuvimos de nuestra lealtad incondicional? Sólo traición. Cuando terminó el Bakumatsu, como abiertamente habíamos apoyado al Bakufu lo perdimos todo, y nuestra familia, lo poco que había quedado de ella, debió huir y se dispersó.
- Oh ya veo... No sabía que Ud. fuera samurai.
- Mi familia lo era, sí.
Por un momento, su mente volvió al pasado.
El
cálido abrazo de su hermana, su felicidad al verla, el aroma de la comida
cociéndose...
“- Ha
pasado mucho tiempo. Me tomaste por sorpresa. Pero estoy tan feliz de verte.
Debes estar hambriento. Espera un momento. Estaba terminando precisamente la
cena”- Tomoe se dio vuelta, para revolver el contenido de la olla- “¿Cuándo
dejaste Edo? ¿Cómo esta nuestro padre?”
-
“No lo sé. Partí hacia Kyoto hace
un año, justo después de que tú te marchaste”.
-
“Enishi... ¿Quién ha estado
cuidando de ti? ¿Y cómo supiste donde encontrarme? Nunca recibiste noticias de parte mía...”
-
“Yo sabía. Tengo contactos. Debes
estar feliz, Tomoe. ¡El tiempo para la Justicia Celestial ha llegado para
Battousai por fin!”
-
“Enishi...” - Tomoe soltó la
cuchara- “Entonces tú eres...”
-
“¿Acaso no sabías? Es curioso...
Ellos me dijeron que ya te habían dicho todo al respecto”- Tomoe parecía sumida
en sus pensamientos- “¡Vayámonos, Tomoe! Ya has terminado con tu tarea aquí.”
-
“... Regresa a Edo, solo.”- ella lo
había abrazado y lo tenía contra su pecho.
-
“¡¿Q-qué?!” - Sus palabras lo habían tomado completamente por sorpresa
-
“Eres el primogénito de la familia
Yukishiro. No puedo permitir que ensucies tus manos con esto.”- las cálidas
manos de su hermana estaban sobre su rostro y lo miraba directamente a los ojos
-
“¡No me importa la familia! ¡Quiero
ayudarte!”
-
“Regresa a casa solo, Enishi”- ella apoyó su frente contra la suya- “¿Entendiste?”
-
“¿Qué te pasa?”- sus lágrimas de
rabia y frustración habían quemado en sus ojos, y se había zafado de las manos
de su hermana casi con furia-“ Algo te ha sucedido. ¿Porqué no vendrás conmigo?
¿Por qué lo estas protegiendo? Él es tu enemigo. ¡Es el que robó tu felicidad!”
-
“Enishi... Quiero que le des esto a
nuestro padre”- Ella se había levantado y estaba buscando algo entre sus
pertenencias. Finalmente, un bello parasol azul apareció en sus manos- “Deseo
que tenga un recuerdo mío.”
Ella lo
había conducido a la puerta y lo había despedido.
Miró con odio la figura que se recortaba en el otro extremo del camino, su rojo cabello visible aún bajo la luz mortecina del sol poniente, despidiendo a los niños con los que ese monstruo jugaba para esconder su verdadera naturaleza a los ojos de los demás. Hasta Tomoe había caído en la trampa.
-“Tú...
si solo no hubieses estado allí...”[3]
El sonido del cristal al romperse bajo su mano lo trajo de nuevo al presente.
- ¿Recuerdos desagradables, Yukishiro?- Shishio lo miraba intensamente, con una expresión divertida en esos ojos tenebrosos.
- Una ...distracción momentánea.- Algunos fragmentos de la copa permanecían incrustados en su piel y había empezado a sangrar- Si me disculpan un momento...No deseo arruinar mi alfombra persa por una torpeza.
Salió de la biblioteca maldiciéndose a sí mismo por haberse dejado llevar por la ira y los recuerdos delante de Shishio.
Pero las palabras de Tomoe aún resonaban en su cabeza
“Eres
el primogénito de la familia Yukishiro. No puedo permitir que ensucies tus
manos con esto.”
¿Que pensaría su hermana de todo lo que había hecho en los últimos quince años? ¿De los extremos a los que había llegado, de las cosas que se había visto forzado a hacer por la mera supervivencia?
No, pensó sacudiendo la cabeza, ella le sonreía.
Porque lo aprobaba.
Deseaba ser vengada.
<¿Dónde demonios esta Asiyah? >- pensó mientras caminaba por el corredor.
Recibió la respuesta cuando la vio casi deslizarse por la escalera.
Y en ese momento, olvidó el doloroso latido en su mano y la sangre que había empezado a manchar su ropa.
Lucía maravillosa, con todo su cabello libre, suelto sobre los hombros, cayendo en cascadas de rizos carmesí hasta los muslos. Nunca lo exponía así a menos que estuvieran a solas. No sabía por qué hacía esto, pero definitivamente prefería que lo usara como en aquel momento.
Llevaba puesto uno de los vestidos que él le había regalado, y sonrió al ver el detalle de los amplios pantalones debajo, que curiosamente o magia de por medio tal vez, hacían una perfecta combinación con el qipao.
Pero el detalle más espectacular era la extraordinaria gargantilla de brillantes, y la diadema restallando sobre su cabello.[4]
Definitivamente era toda una visión.
Yumi estaba resplandeciente aquella noche, pero cuando Asiyah entrara al salón...
Iba a observar un interesante combate de gatas esa noche...
[1] Femenino de Yinn.
[2] También conocidos como cheongsam, típico vestido chino, que puede ser de mangas cortas, medianas o largas, según el gusto, la ocasión y la temporada. Es generalmente largo, aunque esto también es variable, tiene tajos a los costados y es entallado a la cintura, cuello cerrado alto tipo mandarín y se abrocha por la derecha
[3] En este fragmento hice una mezcla de la traducción de Maigo-chan de los manga y las OVA’s.
[4] Para mayor referencia, algo similar a las que usa Nicolle Kidman en Moulin Rouge